Recién despertada,
caminando entre árboles y con el mar de fondo,
eché de menos aquella compañía
que tanto me complementó durante un tiempo;
las risas, las bromas, la complicidad.
Y mientras caminaba hacia aquel café,
un día compartido casi a escondidas de los enanos
antes de comenzar el día,
comprendí que todo tiene un tiempo, un momento.
Y hoy es el tiempo del recuerdo,
de echar de menos ese momento
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