Los lazos al comienzo del día eran tiernos
daban calor y apetecía abrazarlos.
Inspiraban confianza,
daban fuerza, me llenaban de serenidad,
incluso en la distancia.
En este minuto pesan,
aprietan y hacen daño.
En este minuto...
pero son mis lazos,
mañana se aflojarán y me acariciarán de nuevo,
y mañana volveré a abrazarlos.
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