Entre todos montamos fácilmente aquella tienda de campaña,
aquella tienda que nos protegió y acogió durante unos días.
Días llenos de idas y venidas,
de sorprendentes descubrimientos,
de ratos a solas y de risas compartidas.
Y llega el momento de desmontarla,
el momento de que vuelva a la bolsa de donde vino,
- no tan fácilmente como salió de ella, seguro-
y que en ella se queden todos nuestros momentos compartidos
esperando algún día encontrar momentos nuevos
que quieran entrar en ella de nuevo.
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